La
quinua (Chenopodium quinoa Willd.) se cultiva en todos los Andes, principalmente del Perú y
Bolivia, desde hace más de 7.000 años por culturas preincas e incas. Históricamente la quinua se
ha cultivado desde el norte de Colombia hasta el sur de Chile desde el nivel del mar hasta los 4.000
m, pero su mejor producción se consigue en el rango de 2.500-3.800 m con una precipitación
pluvial anual entre 250 y 500 mm y una temperatura media de 5°C-14ºC.
En la actualidad se presenta como una opción alimentaria importante, especialmente en la nutrición de la población infantil (Sañudo et al., 2005). Según Ayala et al. (2001), la calidad nutricional del grano de quinua es considerable por su contenido y cantidad proteínica, siendo rico en los aminoácidos lisina y azufrados, mientras que, por el contrario, los cereales son deficientes en estos aminoácidos.
La quinua tiene una capacidad grande para adaptarse a condiciones ecológicas muy diferentes. En comparación con otros cereales, la quinua no ha sido objeto de un mejoramiento genético sistemático y exhibe una gran variedad de entradas con las características más diversas (Wahli, 1990).
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